Regreso

Gabriel Mouesca, director de la granja de Emaús Baudonne

Gabriel Mouesca, director de la granja de Emaús Baudonne

La granja de Emaús Baudonne es, ante todo, una estructura que comparte los valores del movimiento Emaús y que forma parte de nuestra larga historia de solidaridad y lucha.

Esta granja es la primera que acoge a mujeres reclusas sujetas a una adaptación de su pena (internamiento exterior) en Francia. Autorizada en 2021 para acoger a siete mujeres reclusas, a partir de 2022 acogerá a doce mujeres que vivirán y trabajarán en la granja.

Dichas mujeres, las Residentes, son asalariadas. Empleadas con un contrato de 26 horas semanales y remuneradas con el sueldo mínimo, son “obreras horticultoras”. Disfrutan de todos los derechos establecidos en el derecho laboral. Para muchas de ellas es la primera vez que tienen un estatus de trabajadora asalariada y que se reconoce plenamente y se garantiza su dignidad como tal.

Su actividad principal es la horticultura ecológica. Esta base de trabajo es una entrada idónea en una lógica de la vida y la reconstrucción, tras años de reclusión en un lugar mortífero como lo es la cárcel. Huelga decir que trabajar la tierra resulta beneficioso para cualquier persona que se preste a ello. Sin embargo, este beneficio es aún mayor para personas que solo han conocido, durante gran parte de su vida —o, para algunas de ellas, durante toda su vida— la violencia, la pobreza y el rechazo. Es el caso de las mujeres que acogemos en la granja de Emaús Baudonne.

A menudo tengo la suerte y el privilegio de cruzar las miradas orgullosas y las sonrisas luminosas de estas mujeres cuando llenan las cajas con verduras que ellas mismas sembraron y acompañaron durante todo un periodo de crecimiento, hasta la recogida y la venta. También es un orgullo para ellas conocer a los clientes en el mercado en la temporada de venta. Clientes que desean tener noticias, semana tras semana, de la granja y de sus residentes.

La granja participa en el proceso de transición ecológica. Producimos verduras ecológicas, consumimos comida vegetariana en todos los almuerzos e intentamos tener presentes en nuestro día a día las buenas prácticas que permiten, gracias al compromiso de cada persona, que nuestra casa común, el planeta Tierra, siga existiendo, respetando el equilibrio necesario para el mantenimiento de la vida.

Ya hace un año desde que acogimos a la primera residente. La herramienta de trabajo funciona. Las residentes se emancipan cada día. El mutismo o la rabia que algunas de ellas manifestaban legítimamente al llegar a la granja han dejado sitio, poco a poco, a la alegría y a la sororidad.

La granja de Emaús Baudonne es un lugar de vida, una “anticárcel”. Deseamos firmemente que cada residente, cada asalariada, cada voluntario, aporte su granito de arena en este lugar donde la sororidad y la fraternidad son el corazón del proyecto.

La condición de obrera y el acceso a derechos laborales son elementos de importancia mayor en nuestro proyecto. Consideramos que el trabajo y sus consecuencias en la vida de cualquier persona es una de las condiciones necesarias para la dignidad en el día a día. Más allá de estas realidades, consideramos que el aspecto crucial, el que guía nuestra acción diaria, es que se reconozca la dignidad de estas mujeres como mujeres, como seres humanos.

Esta precisión no es meramente un recordatorio ni mucho menos una figura retórica. Todas las mujeres a las que acogemos nos han confesado episodios de su vida en los que se burló y pisoteó su dignidad de mujeres, de personas. El sufrimiento generado es inconmensurable y ha causado heridas que, para algunas de ellas, nunca van a cicatrizar.

Por último, es importante recordar que no estamos en un proceso de ayuda a la inserción o la reinserción de estas mujeres que han tenido que afrontar la cárcel. Lo que queremos es fomentar la autonomía de estas mujeres, para que sean capaces de decidir sobre su destino. Para algunas de ellas, esta meta es como subir el Himalaya. Todo el equipo de acompañamiento de la granja se compromete con este objetivo diariamente, con humildad y determinación.

De esta manera, la granja Emaús de Baudonne contribuye con modestia a continuar el camino que iniciaron el Abbé Pierre, Georges Legay y Lucie Coutaz hace ya setenta años.

¡La lucha sigue!