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La escuela debe tener en cuenta la situación de los pueblos indígenas

La escuela debe tener en cuenta la situación de los pueblos indígenas

Los sistemas educativos no están diseñados para responder a las condiciones socioeconómicas de las familias pobres, sobre todo si, además, son indígenas: esa es la queja de Tarcila Rivera Zea, militante quechua reconocida por su labor en defensa de estos pueblos. 

Usted considera que la educación es fundamental para la emancipación de los seres humanos. ¿Cree que sus prácticas tienen en cuenta las necesidades de las comunidades indígenas? 

Tarcila Rivera Zea: Para que un sistema educativo sea de calidad, es necesario que, de forma continua, se adapte a las poblaciones a las que se dirige y sea accesible para todos y todas. Es una tarea difícil, porque desde hace tiempo en mi país el perfil de los pueblos indígenas no se limita al de la vida en comunidades rurales: debido a la expansión de los monocultivos industriales, al acaparamiento de tierras, a la explotación minera y forestal, a la contaminación de las aguas y a otros factores, ha cambiado enormemente. Las familias migran para hacinarse en las bolsas de extrema pobreza de las periferias urbanas y solo tienen acceso a trabajos muy precarios. Para estos pueblos, la educación únicamente puede cumplir su función si de verdad tiene en cuenta sus condiciones socioeconómicas. Por supuesto, existen casos de experiencias multiculturales, lúdicas, acogedoras y dignas que se han diseñado en colaboración con los agentes locales, pero siguen siendo muy puntuales. 

¿Cómo sería un sistema nacional adaptado a estos pueblos? 

En primer lugar, debería identificar las condiciones de vida de las personas, incluyendo los aspectos culturales: el idioma, el estilo de vida, las relaciones con el entorno, el tipo de producción económica… De lo contrario, se acaba imponiendo una norma estándar aplicada de arriba abajo y que no responde en absoluto a las necesidades de los pueblos indígenas, para los que a menudo resulta traumática. Las personas pobres presentan unos elevados índices de abandono escolar porque siguen sin ver qué utilidad puede tener el colegio en el contexto en el que viven. Y, sin embargo, la educación es la clave para acceder a las oportunidades: si los menores indígenas (especialmente las menores) no lo asumen, perderán sus posibilidades de evolucionar y de integrarse en la sociedad de su país. 

¿Cuál ha sido el impacto en este sentido de la pandemia de COVID-19? 

¡Se han multiplicado las barreras para acceder a la educación! Para el confinamiento y la educación a distancia se necesita una conexión a internet, un ordenador o un teléfono móvil… Las familias están haciendo enormes sacrificios para que sus niños y niñas mantengan el contacto con la escuela. Pero ¿de qué sirve una educación a distancia en el caso de aquellas familias que ni siquiera tienen acceso a agua potable y alimentos y a las que encima se les exige que asuman el papel de docentes?