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Un refugio educativo para los niños y niñas migrantes en Francia

Un refugio educativo para los niños y niñas migrantes en Francia

Afganistán, Siria, Nigeria, Congo, Albania, Chechenia, Irán, Angola, Costa de Marfil, Sierra Leona… En el Centro de Acogida de Solicitantes de Asilo (el Cada, por sus siglas en francés) de Bussières-et-Pruns siempre hay un centenar de personas procedentes de estos países que esperan una respuesta a su petición de asilo en Francia. Más de una cuarta parte de ellas son menores, que, en su mayoría, no hablan francés. 

Por eso, la escolarización es una herramienta imprescindible para su integración, su desarrollo y su bienestar. El colegio al que les corresponde asistir se encuentra a 2,5 kilómetros del centro. La llegada de estos nuevos estudiantes no supone en absoluto un obstáculo para el funcionamiento de esa escuela. Todo lo contrario: su afluencia regular permite mantener abiertas unas aulas que, de lo contrario, correrían el riesgo de clausurarse debido a la falta de alumnado. El Cada ha entablado una relación muy estrecha con el personal docente, que proporciona a los menores una atención de calidad, desde el ciclo de educación infantil hasta el de educación secundaria obligatoria. En torno a una docena de profesores y profesoras participan en reuniones fuera de su horario laboral, en un gesto de compromiso determinante, como subrayan desde el Cada. Además, el colegio también abre sus puertas para intervenciones en beneficio de determinados alumnos que se encuentran en una situación particular. En ellas, una serie de voluntarios y voluntarias los ayudan a hacer los deberes y, con la asistencia de intérpretes, organizan tutorías con los padres y madres para motivarlos. 

El Cada es perfectamente consciente del trauma que han vivido estos niños y niñas y se afana por protegerlos y trabajar para su desarrollo. Así, organiza salidas al parque, juegos, excursiones semanales, verbenas, pícnics con niños y familias del vecindario, pequeños viajes en vacaciones… En definitiva, un entorno lúdico e inclusivo en el que se crean lazos, y un ambiente de seguridad y bienestar que facilita la adquisición, por parte de estos menores desarraigados, de conocimientos fundamentales. El reto es especialmente importante porque la Administración ha acelerado la tramitación de las peticiones de asilo, así que no es infrecuente que algunos alumnos y alumnas se vean obligados a abandonar el centro antes de que finalice el curso escolar. Esta brusca partida puede suponer para esos menores una nueva conmoción dentro de su ya caótica trayectoria vital. Así pues, el Cada no solo debe ocuparse de acompañarlos en su integración escolar, sino anticiparse también a su partida prematura de este refugio educativo.