El productivismo, la desregulación del comercio internacional, la búsqueda desenfrenada del crecimiento o la optimización de los beneficios para los accionistas son los mantras neoliberales que justifican, desde hace más de cuarenta años, la mercantilización del trabajo, las desigualdades sociales, el deterioro del clima y la alteración de los ecosistemas. La pandemia de Covid-19 ha revelado, de hecho, la estrecha relación entre los daños medioambientales y la aparición de importantes riesgos sanitarios. A pesar de estas constataciones compartidas por la sociedad civil de todo el mundo y de sus numerosas alertas, la mayoría de responsables políticos y económicos siguen obstaculizando la justicia social y el desarrollo de una transición ecológica bien realizada. Sin embargo, ya no podemos tolerar el business as usual ni el greenwashing. Si queremos construir una economía al servicio del ser humano y del planeta, es urgente inventar y desarrollar actividades económicas que garanticen el respeto de los derechos sociales y medioambientales.
NUESTRAS EXPERIENCIAS CONCRETAS
La conquista de los derechos sociales y medioambientales por los grupos Emaús
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