«Que se las arreglen» suele ser la frase que sirve de escudo a la indiferencia.
No obstante, para arreglárselas por sí solo y encontrar su lugar en la sociedad, es necesario haberse beneficiado de las mismas oportunidades que todo el mundo.
Esta igualdad de oportunidades empieza por el acceso al conocimiento y a las competencias técnicas. Porque la falta de acceso a la educación es uno de los primeros factores de exclusión.
Por el contrario, acceder a la educación permite despertar la consciencia, adquirir un espíritu crítico, comprender lo que vivimos, ganar confianza en uno/a mismo/a, tomar sus propias decisiones y expresarse respetando a los demás.
Significa ser capaz de ejercer su propia responsabilidad con conocimiento de causa.
El acceso a la educación permite a las personas más vulnerables emanciparse de la pobreza y tomar parte en la vida social, cultural y política, como cualquier ciudadana o ciudadano de pleno derecho.
Nuestra experiencias concretas
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