Para que las familias salgan de la precariedad, es fundamental que tengan acceso a una vivienda en propiedad. Con el objetivo de ayudarlas a adquirir una casa al menor coste posible, el grupo HOME (Homeworkers Organized for More Employment, es decir, Trabajadores Domiciliarios Organizados para Promover el Empleo), miembro de Emaús Internacional, ha puesto en marcha un sistema de organización colectiva y participativa. 

Sarah y Logan: una pareja con cinco hijos, de ingresos «extremadamente modestos», con dificultades para devolver sus préstamos y sin hogar. Tamy y Jason: una pareja con tres hijos, cuya vida ha estado marcada por las muertes, la discapacidad y la pobreza extrema, entre otras circunstancias. Estas dos familias, como muchas otras, buscaban una vivienda. En un momento dado, se decidieron a llamar a la puerta de la asociación HOME, en Maine, un estado situado en el noreste del país, el tercero con más casos de desnutrición de Estados Unidos. El grupo HOME proporciona alojamiento urgente a estas familias y les brinda la oportunidad de ejercer actividades remuneradas (reparación, reciclaje, artesanía, venta de alimentos, etc.) para que se reintegren en la sociedad. Sin embargo, mientras no tengan acceso a una vivienda estable y segura, estas soluciones no serán más que meros parches. Así pues, en lugar de optar por alargar la estancia de estas familias en un centro de acogida, HOME ha decidido desarrollar poco a poco un programa de construcción y rehabilitación de viviendas a bajo coste que estas personas de escasos ingresos puedan comprar (algo que les sería imposible en el mercado convencional). 

Así, la asociación les proporciona un acompañamiento personalizado y a largo plazo, y las prepara para que se conviertan en propietarias. En primer lugar, las orienta para que reúnan los requisitos necesarios para obtener un préstamo: en concreto, tienen que residir de manera estable en un centro de acogida, ahorrar una pequeña cantidad de dinero como entrada para el crédito, mejorar su perfil financiero para que los bancos confíen en ellas, etc. Además, HOME moviliza su red de donantes para apoyar a las familias en su ahorro para la compra de la vivienda. 

Para poder ir aún más lejos, desde 1978 HOME cuenta con un organismo de gestión de un parque residencial solidario, que cuenta en la actualidad con unas sesenta viviendas. Este organismo, que es propietario de varios solares, coordina la construcción o la rehabilitación de casas, tareas de las que se encargan, de forma colectiva, los voluntarios y las propias familias beneficiarias. Mediante esta sweat equity o «contribución de sudor», los futuros dueños ayudan en las obras, asumen responsabilidades, reducen los costes y sientan las bases de una comunidad local que se moviliza en torno a los proyectos. Cuando las casas ya están listas, se alquilan a las familias a través de contratos enfitéuticos (es decir, contratos de muy larga duración que, a cambio del pago de un canon, les otorgan derechos reales sobre la vivienda, casi como si fuesen sus plenos propietarios), que pueden transmitir a sus descendientes. Si una familia quiere vender su casa, tendrá que hacerlo a otra familia de bajos ingresos. De este modo se consigue salvaguardar el espíritu de este proyecto y mantener el parque de viviendas asequibles. Además, las familias propietarias se implican activamente y a largo plazo en esta iniciativa, a través de la colaboración y la participación: de hecho, ocupan un tercio de los puestos del Consejo de Administración. 

La pandemia de COVID-19 ha incrementado las necesidades de solidaridad, lo cual se ha traducido en un aumento de los precios, incluidos los de la vivienda. Por eso, el grupo HOME ha intensificado su campaña de incidencia política para instar a las autoridades a que incrementen el número de viviendas asequibles de nueva construcción en la zona.